El proyecto nació en 1997, impulsado por Juan Carlos Sancha tras una amplia experiencia en bodegas nacionales e internacionales y su labor docente en la Universidad de La Rioja. Desde sus inicios, la bodega ha apostado por la viticultura ecológica y la mínima intervención, defendiendo la biodiversidad y la recuperación de viñedos y variedades autóctonas en peligro de extinción. En 2008, Sancha inició su proyecto personal a partir de un trabajo de investigación sobre variedades minoritarias, logrando la aprobación de nuevas variedades blancas y tintas en la DOCa Rioja.