El cultivo de la vid en la península ibérica se remonta a hace más de 5.000 años. Sin embargo fueron los romanos, en su necesidad de abastecer a las tropas del imperio, quienes dieron un fuerte impulso a las zonas vinícolas de la cuenca del río Ebro.
La comarca en la que nos asentamos lleva por lo tanto más de 2.000 años centrando su actividad productiva alrededor de la cultura del vino, antes incluso de que tomaran forma muchos de los actuales pueblos de la Rioja.
Hace ahora medio siglo, un grupo de viticultores de Labastida (Rioja Alavesa), herederos de esta cultura, se embarcan en un nuevo proyecto bodeguero. Disponían de unos magníficos viñedos ubicados en la zona que todos llamaban ?Solagüen?, zona que gozaba de muy buena reputación y prestigio entre los lugareños, por lo que toman este nombre como marca para sus vinos.
Solagüen es un topónimo muy antiguo de origen vasco, acuñado hace muchos siglos. Su significado es ?en la parte de arriba o más allá del prado o pastizal?, e identifica terrenos donde en épocas antiguas ya no se cultivaba ni pastaba el ganado y que por lo tanto eran utilizados para plantar vid. En nuestro caso, se dio ese nombre a las tierras situadas entre los actuales términos municipales de Haro y Labastida.