Un valenciano emprendedor, D. Francisco Pérez Adria, fascinado por el vino y las posibilidades elaboradoras de la mencía al que todos recuerdan como gran amante del Bierzo y enamorado de una berciana, Dña. Obdulia Caramés Sánchez, fundó, en 1940, la entonces llamada Bodega de Francisco Pérez Adriá, construida sobre El Registrador, la casa familiar, su primera bodega en Villafranca del Bierzo, sembrando el germen de una larga dinastía de bodegueros. Tras su desaparición, primero su viuda y luego su hija Rocío, continuaron la iniciativa de Pérez Adriá.
La empresa cambia en 1975 su antigua denominación por la de Bodega Hija de Francisco Pérez Adriá, que pasaría a ser sociedad anónima con el mismo nombre en 1988.
En 2002 por iniciativa de doña Rocío Pérez Caramés, siguiendo el objetivo y solera marcados por su padre, se crea una nueva sociedad, aplicando el conocimiento heredado de Hija de Francisco Pérez Adria S.A., con el nombre de Bodegas Adriá S.L. inscrita dentro Denominación de Origen Bierzo.
Actualmente y relevando a Dña. Rocío, se encuentra su hija Dña. Margarita López-Teijón Pérez, tercera generación de elaboradores y viticultores, siguiendo la tradición y continuando con la labor iniciada por su abuelo hace casi un siglo.
Los vinos, provenientes de vides centenarias de uva blanca y tinta se ajustan a las peculiaridades de los tintos de Mencía o blancos de Godello, los cuales, tienen un marcado carácter, típico de los grandes caldos bercianos, dada su ubicación, antigüedad, calidad de los suelos y un microclima único.