La bodega cuenta con unas modernas instalaciones, que disponen de adelantos de última generación tecnológica. Después de una selección de uva en el viñedo, esta es transportada a la bodega en pequeños remolques. La uva es despalillada e introducida en depósitos de acero inoxidable, donde hacemos una maceración previa a 5 grados al comienzo de la fermentación alcohólica, que nos permite extraer en perfecto estado los aromas varietales y los antocianos responsables del color rojo.
Durante la fermentación alcohólica se realizan numerosos remontados para que el mosto esté en constante contacto con la piel y que se pueda seguir extrayendo todo el potencial de esos granos tan mimados en el viñedo. Tras esta fermentación, se descuba por gravedad a los tanques donde se realiza la microoxigenación. La fermentación maloláctica transcurre seguidamente en tanques y barricas de roble.
La sala de crianza o envejecimiento es la sala donde se guardan en barricas los vinos de mayor calidad a los que se les quiere dar una crianza. La crianza aporta al vino una estructura más compleja de aromas y de sabor.
La elección del tipo de roble (americano o francés) y el tostado de las duelas es muy importante y su vida media bodega no superará los tres años, en un ambiente ideal de temperatura y humedad. Tras un período de entre 6 y 36 meses, el enólogo barrica a barrica, volverá a valorar las cualidades de los vinos procediendo a su cupaje o mezcla según los diversos matices y tonos que la madera aporta al vino, en una labor más
artística que técnica. Será previo al paso definitivo a botella, donde volverá a ganar y mejorar en la zona de botelleros hasta el momento del etiquetaje y envio al cliente. Así nace, Flor de Baco, con un gran esfuerzo e intentando responder a las necesidades del mercado.
"Dejemos que estas gotas, como las gotas de rocío despierten las flores dormidas, despierten nuestro paladar."